Home | Hoja de vida | Labor parlamentaria | Publicaciones | Reflexiones | Media | Links | Contacto
 
Publicaciones

Colombia: cuando el dolor es más fuerte que la ira

Los que tuvimos el privilegio de asistir a la firma del acuerdo de Paz, tuvimos un baño de espiritualidad. Aprendimos que el perdón es personal y que la reconciliación es colectiva. Colombia ha dado una inmensa prueba de madurez y sensatez.

Publicado: 1 octubre, 2016
Imprimir Compartir

En Colombia se constata la sentencia del escritor David Grossman para quien “el dolor es más fuerte que la ira”. El sabe de qué habla. Un misil en el sur del Líbano mató a su hijo de veinte años. Clara Rojas, secuestrada durante siete años por los guerrilleros de las FARC, embarazada en la selva, separada de su hijo, es otra convencida militante del perdón y la reconciliación. Lo mismo que el periodista y escritor Héctor Abad Faciolince, al que los paramilitares le mataron al padre en Medellín. Era un médico defensor de los derechos humanos; en su bolsillo, su hijo encontró un poema de Borges, “Ya somos el olvido que seremos”, el título del libro con el que narró el crimen de su padre y con el que justifica el perdón: “escribir del asesinato a un hombre bueno me curó de la necesidad de aspirar a una cárcel para los asesinos”.

En Colombia se constata la sentencia del escritor David Grossman para quien “el dolor es más fuerte que la ira”. El sabe de qué habla. Un misil en el sur del Líbano mató a su hijo de veinte años. Clara Rojas, secuestrada durante siete años por los guerrilleros de las FARC, embarazada en la selva, separada de su hijo, es otra convencida militante del perdón y la reconciliación. Lo mismo que el periodista y escritor Héctor Abad Faciolince, al que los paramilitares le mataron al padre en Medellín. Era un médico defensor de los derechos humanos; en su bolsillo, su hijo encontró un poema de Borges, “Ya somos el olvido que seremos”, el título del libro con el que narró el crimen de su padre y con el que justifica el perdón: “escribir del asesinato a un hombre bueno me curó de la necesidad de aspirar a una cárcel para los asesinos”.

Sin comentarios

Los comentarios están cerrados.

 

MÁS RECIENTES

  • Dignidad, donde hubo tanto silencio
  • Colombia: cuando el dolor es más fuerte que la ira
  • LA MALA BESTIA
  • Calumnias e injurias: paradojas y lecciones
  • Protesta y derechos humanos
 
 

ARCHIVO PUBLICACIONES

octubre 2016agosto 2016marzo 2016febrero 2016diciembre 2015noviembre 2015octubre 2015septiembre 2015junio 2015mayo 2015marzo 2015enero 2015diciembre 2014noviembre 2014octubre 2014septiembre 2014agosto 2014julio 2014junio 2014mayo 2014abril 2014marzo 2014febrero 2014enero 2014diciembre 2013noviembre 2013octubre 2013septiembre 2013agosto 2013julio 2013junio 2013mayo 2013abril 2013marzo 2013febrero 2013enero 2013diciembre 2012septiembre 2012agosto 2012julio 2012junio 2012abril 2012marzo 2012febrero 2012enero 2012noviembre 2011octubre 2011agosto 2011junio 2011mayo 2011abril 2011marzo 2011enero 2011diciembre 2010noviembre 2010octubre 2010septiembre 2010agosto 2010julio 2010junio 2010abril 2010marzo 2010
 
 
NORMA MORANDINI SENADORA NACIONAL POR LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
HOME   |   HOJA DE VIDA   |   LABOR PARLAMENTARIA   |   PUBLICACIONES   |   REFLEXIONES   |   ESPACIO CIUDADANO
MEDIA   |   PRENSA   |   LINKS   |   CONTACTO